MI PRIMER TRABAJO, CHISPAS
Antes de terminar la carrera estuve haciendo unas prácticas en obra por un convenio universidad-empresas, de modo que me pasé los tres meses de verano bajo un sol abrasador que me dejó mi primer moreno tipo obrero (cara y brazos).
Durante ese tiempo, además de aprender mucho, puesto que era una obra muy grande, también me sucedierón muchas anécdotas que iré contando en varias entregas con el mismo nombre.
DAMIÁN
Damián era un chico que trabajaba en la obra como peón, pero era tan mal peón que terminó haciendo solo dos trabajos:
- Regar el camino para que no se levantase polvo con el paso de los camiones.
- Vigilar la puerta desde una caseta para que no entrase gente ajena a la obra.
Damián tenía una especial habilidad para no realizar estas tareas como cabía esperar de una persona normal, porque Damián no era normal.
Los lunes Damián llegaba tarde y traía muy mala cara, bajaba con un rollo de papel higiénico desde su caseta y se pasaba la mañana sentado en el "trono".
El resto de la semana se pasaba el tiempo fumando porros en su destartalada caseta de fabricación casera, la cual, aunque no disponía de chimenea parecía tenerla pues siempre salía un hilillo de humo. El encargado solía hacer comentarios del tipo "un día va a salir ardiendo".
Nunca llegué a ver a Damián regar el camino por su propia iniciativa, el encargado tenía que instarle a regar cada vez que era necesario.
Un día se formó un revuelo y subimos a ver. Una familia se había plantado con sus sillas delante de un gran camión que pitaba de forma continuada. Había un niño pequeñito que lloraba mientras su madre lo sujetaba a la silla. Aquella gente se quejaba porque no podían abrir las ventanas de su casa por culpa del polvo.
Ese fue uno de los primeros días que despidieron a Damián. Lo readmitían cada vez que su madre volvía llorando porque no lo soportaba en casa.
Lo de vigilar quien entraba tampoco era lo suyo, por aquella puerta entraba cualquier hijo de vecino a curiosear y Damián no se movía de la caseta. Nos encontrábamos por la obra con gente que iba a la playa, gente durmiendo, vecinos atajando y hasta señoras en pantuflas (bueno, solo era una pero vino muchas veces).
Solo había una persona a la que Damián impedía el paso a obra: la Guardia Civil. Se plantaba delante del Land Rober de los picoletos, haciendo un aspa con su cuerpo y pronunciando aquella frase que luego se hizo tan famosa "NO PUEDES PASAR"
El encargado se echaba las manos a la cabeza y les decía a los agentes "perdonen, es que el chaval es tonto"
Solo existe en el mundo una persona capaz de igualar el intelecto de Damián, un peón de la obra que se pasaba los días deambulando por allí sin hacer absolutamente nada. Cuando le preguntaban qué hacía, siempre respondía que estava buscando la radial, aunque llevase una en la mano. Quien consigue que le paguen un sueldo durante tres meses para buscar una radial, el tío era un fenómeno. Un día el encargado le pidió que metiera unas piezas de andamio en la furgoneta y cuando nos fijamos, nos dimos cuenta de que las pieza que metía en la furgoneta las estaba sacando de un andamio en el que estaba subido un compañero, ¡estando el suelo lleno de ellas!
En fin, profesionalidad total!