jueves, mayo 18, 2006

HISTORIAS DEL PASADO

Hace ya muchos años, justo cuando nuestra relación acababa de empezar, ambos volvíamos a casa caminando. Llevábamos ya muchas horas a cuestas, horas especialmente divertidas pero agotadoras igualmente.
Con el objetivo de encontrar reposo para mis piernas y, ¿por qué no?, un abrazo para mis espaldas, me senté en un banco. Uno de esos bancos de piedra que hay en la calle Príncipe.
En el instante en el que me senté, recobre un poco de energía y al momento me di cuenta de que estaba sola. Busqué a mi alrededor, a un lado y al otro, arriba y abajo. La calle estaba vacía, no había nadie. Tampoco había un lugar en el que esconderse...
Lo sabía! después de tantos años sospechándolo, por fin me había vuelto loca, esta vez en serio. Había soñado despierta una noche mágica que solo había sido real en mi cabeza. Que dolor de corazón!. Además tengo que volver a casa sola! (no sé que será peor).
Apesadumbrada me levanté despacio y entonces ocurrió un milagro... ¡el salió de detras de la maceta! y... después de ocho años todavía no ha vuelto a desaparecer (no sé quién estará peor).

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