
¡YA TENGO EDAD PARA CONTAR BATALLITAS!
Allá por el chiquiticuantos, vivía yo en una residencia de estudiantes. Un día fuimos a una urbanización cercana a pasar el rato y mangar algo como bombillas, ladrillos, señales de tráfico..., lo típico que hacen los estudiantes universitarios.
No sé por qué, ese día pensamos que sería divertido llevarnos una pesada maceta de barro que estaba dentro de una parcela en la que había una casa que parecía deshabitada.
Para entrar en la parcela había que saltar un muro de aproximadamente 1,80 metros.
Hicimos un sorteo para decidir quien entraba. El sorteo consistía en que todos señalábamos a un chico para que fuera él, y siempre señalábamos al mismo. Era un tipo extremadamente delgado, le llamabámos "1/2 Kilo" (Medio para abreviar). Supongo que lo escogíamos porque pensábamos que si lo pillaban podía desaparecer más facilmente que los demás.
Una vez hubo saltado el muro intentó levantar la maceta, pero pesaba demasiado (era el contrapunto de ser el más escurridizo), probó con otra un poco más pequeña que tampoco levantó y al final escogió la más pequeña (parecía el cuento de los tres ositos).
Cuando tenía la maceta en los brazos, todos escuchamos el ladrido de un perro en el que no habíamos reparado hasta el momento, pero que estuvo en el interior de la parcela y a la vista de todos desde el primer momento. Era un perro tranquilo, hasta que le tocamos las macetas.
Medio miró al perro, el perro le ladró. Medio miró la maceta, miró al perro y volvió a mirar la maceta. Finalmente, al son de "¡Corre Medio, corre!", soltó la maceta y corrió, saltó el muro y siguió corriendo hasta desaparecer.
El perro no llegó a moverse, llegamos a preguntarnos si sería de cartón-piedra. Lo único que se movió fue la maceta que quedó en la misma posición, intacta, pero a unos 3 metros de su posición original.
De vuelta a la residencia, mientras todos pensaban en la cara de los dueños de la casa cuando notaran que alguien había intentado robar una maceta tan fea, yo creía que alucinarían imaginando cómo la maceta se había desplazado ella sola. Siempre he sido muy independiente.
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