jueves, octubre 19, 2006


GAJES DEL OFICIO

Entre mis funciones se encuentra la de impartir cursos formativos para trabajadores en empresas. Tengo dado cursos en obras, con los trabajadores sentados en ladrillos, en una empresa de venta de piensos con la gente sentada en sacos y las moscas pululando alrededor... en fin, creía que ya estaba curtida, hasta que un día tuve que dar un curso en unos vestuarios.
Al principio la cosa no estubo tan mal, el sitio estaba limpio, había bancos para sentarse y el sitio era tranquilo sin mucho ruido, en fin, no era el peor sitio en el que me había visto.
Pero llegó la una de la tarde, hora de ir a comer. A mi todavía me quedaba medio curso por dar, pero tuve que acelerar mucho la cosa, porque empezaron a llegar otros trabajadores que no asistían al curso y comenzaron a desnudarse a las espaldas de los alumnos, es decir, enfrente de mi.
Intenté a toda costa concentrarme en mis alumnos que se sonreían ligeramente entre ellos, pero me resultó imposible cuando empezaron a asomar los primeros culos desnudos al fondo. En fin, que tuve que dar por terminado el curso anticipadamente.

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