LA HISTORIA MAS LARGA: EL CAP
Tuve una compañera que hizo el CAP y los viernes salía apuradísima, comía un bocata en el tren y volvía a casa de noche. Yo me burlaba de ella, le decía que yo no podría currar así, no entendía por qué se esforzaba tanto por algo tan inútil... y al final, voy y me matriculo. Soy gilipollas.
Las razones que me llevaron a cursar el CAP fueron:
1ª Soy gilipollas
2ª Cambio de opinión más que de bragas (no me malinterpretéis, soy una tía muy limpia)
3ª Culo veo, culo quiero.
Como además de ser gilipollas tengo capacidad de convocatoria, convencí a mis compis para que lo cursaran conmigo. Me dijeron que sí a la primera. Flipé. Comprendí que mi poder de convocatoria es nulo, ellas ya pensaban hacer el CAP.
Mientras me matriculaba estaba feliz. Otra vez era universitaria y podría tener una tarjeta universitaria de ¡VITRASA! el mundo se abría ante mi... podía ir a cualquier lugar (de vigo) a casi la mitad de precio uauhhh!!
La primera decepción llegó con el carné universitario. Cuando estudiaba en Coruña era tan pobre que me hice unas fotos muy baratas (más de 30 todas iguales) en las que salía con cara de lerda (la cara que tenía entonces). Utilicé esas fotos en todas las matrículas y fichas de mi carrera. Pasé 6 años de mi vida viéndome en esa horrible foto en todos los carnés universitarios que tuve (escuela, biblioteca, residencia...). Verme en esa foto habitualmente logró minar mucho mi autoestima. Cuando fui a recoger mi título sacaron mi expediente para cerrarlo definitivamente y allí estaba la maldita foto... grrrr. Y este es el verdadero motivo por el que nunca seré famosa, no podría soportar que esa foto viese la luz, en fin...
Lo que quiero decir (que me voy por los cerros) , es que me hice unas fotos especiales para la ocasión, es decir, unas fotos distintas (de las otras aun me quedan). Pues, todavía no me explico cómo, el carné me llegó con la foto de siempre, la horrible!! ES UNA MALDICIÓN!!!!
Superado el primer hándicap comenzaron las clases. Había muy buen rollito los primeros días con las compis, comíamos juntas, íbamos en el mismo coche... pero ellas estaban juntas en el mismo grupo y yo sola en otro aula (al final incluso me mandaron a un edificio distinto que ni siquiera estaba en el mismo campus), así que no me sirvió de mucho que se matricularan conmigo.
En mi clase todos iban en grupitos, como no tenía con quien hablar, no tuve mas remedio que prestar atención para no dormirme. Lo único que aprendí fue lo siguiente:
En el CAP intensivo no enseñan N A D A, porque al ser "tan pocas horas" los profesores tienen la excusa perfecta en la que escudarse para no preparar ni dar las clases. Se limitan a repetir una y otra vez "no esperareis aprender (INTRODUZCA NOMBRE ASIGNATURA) en tan poco tiempo" y entregan unas hojas con una relación de bibliografía obsoleta.
En los descansos me iba al aula de mis compañeras en plan "¿un cafecito?" pero la mayor parte de las veces tenían deberes, así que me iba a por cafes para todas y el recreo se me pasaba haciendo cola en la máquina de cafés. Durante ese tiempo solo dos pensamientos me invadían "haced los deberes en casa, guarras" y "seguro que la gente de mi clase cree que vengo sola y cojo 3 cafes para disimular".
Lo más raro que me pasó fue encontrarme una compresa en las escaleras cuando subía a por café. "Pues ya ves que cosa" pensarás, pero es que al bajar había un tampax sobre la compresa ??!! Estan locos los de ciencias de la comunicación!! Fijo que era una cámara oculta o un estudio sociológico!
El momento más embarazoso fue una clase en la que la profe nos hizo presentarnos ante los demás diciendo nombre, profesión y aficciones. La tipa se paraba mucho con todo el mundo (una excusa más para no dar clase), si te gustaba la música te preguntaba por una canción, si te gustaba la cocina por una receta, si te gustaba un deporte por los campeonatos... parecía estar de vuelta de todo, así que me propuse retarla y cuando fue mi turno dije que era aficionada a los juegos de rol. En vez de una distendida conversación, lo que se produjo fue el silencio. Podía ver a la mujer pensativa, paralizada, mirando al infinito. Mientras, notaba como poco a poco la gente se giraba hacia mi y me miraban. Al final la profe concluyó para sus adentros "si hablo, muero" y continuó con otro compañero, fue como un bautizo friki.
Finalmente, el momento más surrealista fue la conferencia de una logopeda que vino a enseñarnos a perder el miedo a hablar en público para lo que nos hizo levantarnos y dijo los siguiente (al pie de la letra):
- Abrid las piernas a la altura de los hombros y balancearos a los lados, relajaos y sentid como el peso del cuerpo baja hasta los pies, perfectamente en contacto con el suelo. Separad los dedos de los pies para ampliar la superficie de apoyo y mejorar el equilibrio. Ahora entreabrir la boca y pegar la lengua al paladar tocando las muelas de arriba y anchead el cuello como Pavarotti. ¡¡¿A que ahora os sentís mejor?!!!
P.D. Tengo que contar cómo conseguí el título, una odisea!
FUNCIONARIOS!!