lunes, enero 21, 2008

EN EL CAMPO DE CONCENTRACIÓN: LAS DURAS NOCHES

Tras el largo viaje, el paseo por la mierda, el transporte a hombro de las pesadas mochilas, el montaje de las tiendas y la preparación de la cena (todo lo hacíamos los acampados bajo la atenta mirada de los monitores) llegó, por fin, la hora del descanso.

A mi me tocó dormir en una tienda de niñas mayores que yo que me habían adoptado como mascota, me habían cogido cariño al verme hechar la papilla en el bus. Como eran mayores que yo no tenían sueño, las muy cabronas pasaban las noches jugando a dar palmitas mientras cantaban una canción horrible, que repetían una y otra vez y que se grabó a fuego en mi cabeza, decía así: "toma tomate tómalo ia ia o, toma tomate tómalo ia ia o, pof "

Yo intentaba dormir, pero para mi era dificil con luz e imposible con palmas y canciones infernales. Cuando se cansaban de jugar, las muy hijas de puta, se dormían casi al momento, roncaban y giraban sobre mi golpeándome o aplastándome, así que entre eso y las piedras del suelo apenas conseguía conciliar el sueño.

Por las mañanas, cuando por fin Morfeo se había apiadado de mi, decenas de vacas pastaban por el campo de tiendas y me despertaba sobresaltada con el aterrador tronar de sus cencerros. Otro maldito día de tortura me esperaba.

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