miércoles, mayo 14, 2008

LOS MALOTES

Iban dos malotes detrás de mi en el autobús y uno pulsa el botón de parada y se levanta, entonces el otro le dice - el último, segundo.
- ¡Qué ingenioso! - pensé (para un malote, claro). Me recordó a los viejos tiempos, cuando mi abuelo, mi papá y yo echábamos carreras por la playa y al llegar mi abuelo siempre presumía de quedar de tercero, en realidad él no corría, caminaba apurado un trozo y luego ponía cara de haber llegado a la meta y ya.
A lo que iba, pensé que el malote había hecho un chiste, ¡qué obtusa!. Los malotes no hacen chistes, hacen malotadas.
El que había pulsado el botón se volvió a sentar y juntos esperaron a que el autobus parase, se abriesen las puertas y vajasen los pasajeros, después corrieron como perros para bajar antes de que las puertas se cerrasen de nuevo.
¡Cáspita! ¿Por qué tanta maldad?

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